Espacio literario y creativo

viernes, 2 de septiembre de 2011

Sala de Lectura Molinos de viento (Programa Nacional de CONACULTA)

Leer, contar, saber y más leer.

Iniciamos una nueva Sala de Lecturas del Programa Mediación de la lectura. En esta ocasión con el nombre de MOLINOS DE VIENTO. Podemos imaginar el porqué de nuestro nombre. La palabra, la imagen y las parábolas quijotescas acuden a uestra mente; sin embargo un lector nos dijo el otro día que si: ¿leeríamos sólo el Quijote?. Ojalá, pues con sólo eso nos bastaría para entender parte del mundo. Esa es la razón de las Salas de lectura, completarnos como personas en este mundo a través del otro.
Leemos la vida, la muerte, las sorpresas, el amor...antes de leer libros aprendimos a escuchar. En estas Salas se trata de escuchar y recuperar mucho de nuestra generación y compartir con otras.

¡Bienvenidos a Sala de Lecturas: MOLINOS de VIENTO!

Sede: Colegio Madrid de la ciudad de México.
Calle Colegio y esq. calle Puente. Col Ejidos de Huipulco, Deleg. Tlalpan (a unos pasos del Costco).
MIÉRCOLES de 3:00 a 5:00 en la Unidad Cultural (Jardín Lorca)
Programa Voluntario y completamente gratuito.

*Tenemos préstamos de libros maravillosos.

domingo, 28 de agosto de 2011

Erasmo y la mujer

Capítulo XVII de El Elogio de la locura, de Erasmo de Rotterdam: "La mujer, encarnación de la necedad":
Sin embargo, comoquiera que el varón estuviese
destinado a gobernar las cosas
de la vida, era preciso que tuviese algo más de
ese adarme de razón que en él se infundió, y te-
niendo Júpiter que consultar el caso, heme aquí,
como otras muchas veces, llamada a consejo. En
verdad que pronto di uno digno de mí, a saber:
que se diera una mujer al hombre. Es la mujer un
animal inepto y necio; pero, por lo demás, com-
placiente y gracioso. De modo que su compañía
en el hogar suaviza y endulza con su necedad
la melancolía y aspereza de la índole varonil. Y
así Platón, al vacilar entre incluir a la mujer en
la categoría de los animales racionales o en la de
los irracionales, no se propuso más que señalarnos
la insigne necedad de este sexo. 

<www.dim.uchile.cl/~lsaavedr/Elogio.pdf>

jueves, 28 de julio de 2011

La canción de la tierra

Es la canción de la tierra,
la que suena en los mantos de las mujeres,
la que es copa y noche en las encinas,
la de las ranas y los caballitos dorados,
la del portón o arado sumergido.
Es invierno. El viajero sube
en sábado por la avenida vacía,
envuelta en la niebla: ni un alma
a las nueve de la mañana.
   Una, dos, tres pasiones lo encienden.
   Lo encienden como al tordo la flecha,
como al corazón la escarcha: hace frío.
   Sopla el viento, viejo hechicero.
   Maldito viento de las chanzas
del pasado y del futuro.
   El desnudo cuerpo de un alce
engaña, otra vez, a los sentidos.
Cómo lloro el perdido almendro blanco
de fines de febrero, cuando te arrimabas
buscando un poco de calor, cuando el vaho
era apenas tabaco compartido, cuando las alimañas
dormían en los pliegues de la tierra.
   Era tiempo de un poco de inocencia,
era tiempo de soledad estúpida,
de trineos corriendo por tu pelo.
   Llevabas una bufanda de ciervos, algo así
como un taxi en Alaska, cualquier chuchería
del rastro o, peor aún, de la planta baja
del corte inglés. Era lo mismo.
Lo recuerdo bien los domingos lluviosos,
cuando los ángeles de las iglesias entristecen
o cuando visito las alamedas de los parques
vacíos. Tomábamos té, chocolates,
regaliz, niñerías calientes para tardes frías.
   Contigo visité dos o tres ferias:
el tren de la bruja, el lacio limón
de la ruleta sin premio. Paseábamos
sin rumbo por las estaciones en horas inconvenientes.
   Una vez un policía nos detuvo, sonrió, nos bendijo
al fin y nos dio las buenas noches.
   Olía a vino caliente, a cena barata,
a recomendación de capillita. ¿Hombre,
caimán, esfera, tea?
Te gustaba hacer crujir las castañas
del invierno, qué extraño, para mí
que he ido a recogerlas más allá del páramo.
   Las encendías para mí en tu boca.
   Quizá por eso tus besos sabían a pelo quemado.
   Me dabas leche con miel y casi siempre
te la aceptaba. Ya sabes, colmenera,
que sólo es manco el desprecio.
He visto después ángeles hechos trizas,
copos de puré de patata en el estómago
de vacas, pero nada de tanta risa
como aquellos bancos llenos de flores blancas.
   Crujían los pétalos al sentarnos,
y el aire era tan frío como meterse de hielo
un lagarto en los pulmones. No nos importaban
los coches, las otras hojas aún no nacidas,
la blanca mañana nevada. Era el tiempo
de la amnesia consentida, del viaje
en metro y las enaguas de plata.
                                        PMB

miércoles, 15 de junio de 2011

La casa del jayán

Me he mudado a la casa del jayán.
   Pero no me siento a su descomunal mesa,
ni duermo, ínfimo, en ninguno de los cuartos.
   Aquí mora el silencio rodado
y es espesa la sombra, las sombras, los retratos desconocidos.
   La casa siempre parece vacía,
quién no diría que es así.  
   Sólo al apacentar sus libros,
o al sorber las abejas de luz
que trasladan el cristal a las manos,
puedo imaginar la curva
decepción del anhelo.
                                             PMB

martes, 7 de junio de 2011

Siguiendo los pasos de Cernuda...

Logo color


Invita a la presentación del libro:
La familia interrumpida
con los comentarios de:
Jaime Mesa
Eduardo Sabugal
Juan Carlos Reyes
y el autor
Jueves 9 de junio
19.00 horas, entrada libre



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La familia interrumpida




Cuando el poeta sevillano Luis Cernuda huye de España en febrero de 1938, no imagina que esa será la última vez que pise su tierra. Exiliado en Gran Bretaña, y gracias a un ex amante, encuentra un deprimente trabajo que empeora su desesperación y su amargura: ayudar a los 3,800 niños vascos asilados que han llegado a tierra inglesa tras la caída del cerco de Bilbao a manos de tropas franquistas. Setenta años después, el joven cineasta mexicano Luis Salerno Insausti, radicado en Nueva York, recibe un misterioso correo electrónico que viene a trastocar su vida y a unirla indisolublemente a la del gran poeta español.


"Urroz conduce la realidad a su relación más peligrosa, escueta y secreta."
Carlos Fuentes
La familia interrumpida (título de la única pieza teatral que escribiera Cernuda y que estuvo desaparecida por cincuenta años hasta que Octavio Paz la hallara en una caja de zapatos en casa de su madre) es la culminación del arte narrativo de Eloy Urroz.
"Ejemplo de belleza y decantación narrativas, La familia interrumpida se construye con la precisión de un reloj y la puntería de una saeta. Desde la primera línea, el destino de los personajes parece casi escrito."
Jorge Volpi

domingo, 5 de junio de 2011

Donde habite el olvido - Luis Cernuda

Donde habite el olvido,
En los vastos jardines sin aurora;
Donde yo sólo sea
Memoria de una piedra sepultada entre ortigas
Sobre la cual el viento escapa a sus insomnios.
Donde mi nombre deje
Al cuerpo que designa en brazos de los siglos,
Donde el deseo no exista.

En esa gran región donde el amor, ángel terrible,
No esconda como acero
En mi pecho su ala,
Sonriendo lleno de gracia aérea mientras crece el tormento.

Allí donde termine este afán que exige un dueño a imagen suya,
Sometiendo a otra vida su vida,
Sin más horizonte que otros ojos frente a frente.

Donde penas y dichas no sean más que nombres,
Cielo y tierra nativos en torno de un recuerdo;
Donde al fin quede libre sin saberlo yo mismo,
Disuelto en niebla, ausencia,
Ausencia leve como carne de niño.

Allá, allá lejos;
Donde habite el olvido.


*Audio: https://dl-web.dropbox.com/get/javier_paxarino_donde_habite_el_olvido_luis_cernuda_.mp3?w=f1d82dd6

El 27 de mayo nos visitó el biógrafo Antonio Rivero Taravillo, sevillano, igual que Cernuda. La plática fue para chicos de 4to semestre del Colegio Madrid. Fue un gusto conocer los pasos de Luis Cernuda en Inglaterra, Francia, y sobre todo en México, en sus últimos años de vida. Aquí uno de sus mejores poemas. (Accedan al audio mediante la URL superior)

miércoles, 1 de junio de 2011

Dilema otoñal en el jardín


Sería curioso saber, en general,
si las hojas que en el pálido verde
reposan —pequeños ángeles caídos—
testimonio son del áureo zarpazo

de lo salvaje, de lo puro y caótico,
o si son amarillos, desvaídos nombres,
esparcidos, ahijadas letras que corren,
liberadas de su orden, que es libro.

Pero deleitosa es la tarde material,
ambigua como el corazón del tigre,
ardiente como mi amante nocturna.

Y rompen —la hora, el bosque—
el hilo argumentativo, el amoroso,
cálido regazo de tu pecho ajardinado.


                                                 PMB

martes, 31 de mayo de 2011

A la Materia Prima

Luis de Sandoval Zapata 
[4]

A LA MATERIA PRIMA

Materia que de vida te informaste, 
¿en cuántas metamorfosis viviste?
Ampo oloroso en el jazmín te viste
y en la ceniza pálida duraste. 

Después que tanto honor te desnudaste,
y de las flores, púrpura vestiste;
en tantas muertas formas no moriste,
tu ser junto a la muerte eternizaste.

¿Que discursiva luz nunca despiertes
y no mueras al ímpetu invisible
de las alas horas homicida?

¿Qué, no eres sabia junto a tantas muertes?
¿Qué eres, naturaleza incorruptible,
habiendo estado viuda a tanta vida?


Los veintinueve sonetos, 1600. 

Fotografía: 'Caleidoscopio' Lourdes Martín.

Es frecuente el uso de las condiciones contrarias en los veintinueve sonetos, su inherente preocupación por lo efímero de la belleza, representada por los colores purpúreos, amarillentos y blancos de las flores, y su consecuente reflexión acerca de cómo una misma cosa -la naturaleza- ha de ser soberana de eventos tan distintos, como lo han de ser la vida y la muerte. Lo cierto es que la realidad es el océano de la dialéctica; es imposible concebir la vida efímera y opalescente sin muerte desconocida, fría y gris. Y Zapata nos habla de este impresionante y hermoso trasfondo-llamémoslo orden primordial o noción necesaria-;'en tantas muertas formas no moriste, tu ser junto a la muerte eternizaste', la bella paradoja es que la naturaleza, a pesar de estar construída de las múltiples muertes que le son inevitables a toda arquitectura de vida, jamás muere, justamente depende de este equilibrio contradictorio. Finalmente el título me parece muy hermoso y esencial para esta idea, 'A la materia prima', es afirmar la inmutabilidad del hado a través de la voluntad más hermosa y misteriosa del Universo, su mecanismo, la naturaleza. 
Me gustaría comentar también que Zapata tiene un excelso uso de la sinestesia (en general, con el color), pues la puede relacionar directamente con dos ejes principales; lo tangible, que es bello u horrible a los sentidos, y lo alegórico (alegoría a la belleza, a lo efímero, a la muerte), cuando la piedra angular de algún poema es ésta, me parece que es como una pequeña joya, una oda a utilizar la poesía como una suerte de alquimia metonímica.

Soneto 145 de Sor Juana Inés de la Cruz

Éste que ves, engaño colorido,             
que, del arte ostentando los primores,
con falsos silogismos de colores             
es cauteloso engaño del sentido;
              
éste, en quien la lisonja ha pretendido
excusar de los años los horrores,
y venciendo del tiempo los rigores             
triunfar de la vejez y del olvido,

es un vano artificio del cuidado,             
es una flor al viento delicada,
es un resguardo inútil para el hado:             

es una necia diligencia errada,
es un afán caduco y, bien mirado,             
es cadáver, es polvo, es sombra, es nada.